EL LOBO FANTASMA


Aquel invierno fue triste y frió. Nevaba copiosamente cuando sucedieron los hechos que relatare a continuación:

Era una casa antigua, de esas de vecinos antiguos también. La escalera que llevaba a los distintos domicilios, vieja, desvencijada, llena de recovecos obscuros.



De pronto, varios vecinos empezaron a quejarse de que oían los aullidos de un perro que les causaban mala espina y les interrumpían el sueño.


Sabían que Riojana tenía Tres perros y claro automáticamente ni cortos ni perezosos, fueron a pedirle que por favor hiciera callar a los perros.

Ella se sorprendió ya que no había oído nada y les tranquilizo diciéndoles que sus perros dormían como angelitos. El problema no termino ahí , y la cosa fue a más Los vecinos después de reunirse y debatir el tema , decidieron darle un toque de atención.

_ Riojana, hija, -dijo uno

_ ¿Pero que no oyes a tu perro? -soltó otro

_ ¿Qué perro? -pregunto Ella

_ A cual va a ser -dijeron 

_ Te lo has vuelto a dejar en la escalera -apostillaron




_ Has tenido al Lobito toda la noche llorando y arañando la puerta con su patita para poder entrar.

_ ¿Pero es que no lo oyes? -repitieron al unísono

A Ella le dio un vuelco el corazón y se agarró al quicio de la puerta para no caerse de bruces por poco se desmaya.

Entonces cayó en la cuenta de que sus vecinos no sabían que su Lobito, ya no estaba con ella, debido a los días que estuvo encerrada en su casa sin hablar con nadie, ahogando su pena como buenamente pudo.

Desde aquel día, cada noche cuando se iba a dormir, dejaba la puerta entreabierta y en un cuenco un trocito de chocolate.

Cuando se acostaba, a veces le parecía ver que su almohada se estremecía, como si tuviera un peso encima.

Ella no lo vio nunca pero por las mañanas el trocito de chocolate había desaparecido.

Los aullidos, no se oyeron nunca más!