REALIDAD DE SU LEYENDA

DIFERENCIA ENTRE LICANTROPO Y HOMBRE LOBO

Antes de hablar de los hombres lobo en si, se debe establecer una diferenciación entre licántropo y hombre lobo:

El Licántropo es en si un ser humano normal pero un desequilibrio psicológico le hace pensar que es un animal (en este caso un lobo) y actuar en consecuencia cometiendo crímenes atroces como el asesinato y el canibalismo.
El Hombre Lobo no es un humano, aunque pudo serlo y transformarse posteriormente, su diferencia con el ser humano es su "maldición" que lo hace convertirse en un ser mitad lobo mitad humano que debe alimentarse de carne y sangre para vivir, tradicionalmente se ha dicho que el hombre lobo debe alimentarse de carne humana para sobrevivir pero no es así, se cifraron gran cantidad de casos en los que hombres lobo atacaban al ganado, aun así cualquier ser vivo que se encontrase a un hombre lobo tendría un riesgo potencial de ser atacado, pues el hombre lobo es en esencia un cazador que disfruta matando y devorando sus presas.


COMO SURGIÓ LA LEYENDA DEL HOMBRE LOBO

Que existen constatados casos de hombres lobo anteriores, no es sino hasta la edad media cuando el fenómeno de los hombres lobo pasa a ser parte de las leyendas populares, su principal foco fue el centro y norte de Europa y las causas que hicieron q este fenómeno se propagase con tanta rapidez fue principalmente el gran índice de analfabetismo y el boca a boca. En esta época de grandes pobrezas y hambrunas el ganado era fuente de gran riqueza entre la población, la presencia del lobo era motivo de temor, pues no solo era peligroso para el ganado sino que también acostumbraba a atacar a mujeres y niños que se aventuraban solos en el bosque (de hecho la mayor parte de los ataques de hombres lobo fueron realizados a mujeres y niños) y es en estas circunstancias donde en un clima de temor surge la leyenda del hombre lobo, motivada tal vez por la astucia de los lobos, por el miedo a un animal que caza en manada y con gran precisión y sobre todo a determinados crímenes realizados por hombres desequilibrados que asesinaron a mujeres y niños que se encontraban indefensos en el bosque, esto y el hecho de que la iglesia y su inquisición en su "cruzada" contra toda fuente de mal, muchas veces establecía sentencias inhumanas sobre algunas personas sobre las que se ejercía la acusación de ser un hombre lobo creo una situación de temor y es tan grave este que entre 1589 y 1610 fueron registrados 30.000 casos de denuncias de ataques o avistamientos de hombres lobo.

COMO SE TRANSFORMA UN SER HUMANO EN UN HOMBRE LOBO

Aunque la forma más conocida de convertirse en hombre lobo es la de escapar vivo del ataque de un hombre lobo, las leyendas de la época establecían circunstancias en las cuales era posible el nacimiento de un hombre lobo:

-El nacimiento del séptimo hijo varón consecutivo, esto es que sus 6 primeros hermanos fueran varones como él.

-El ser objetivo de una maldición que te transforme en uno.

-El ser hijo de un matrimonio incestuoso (matrimonio entre miembros familiares de primer grado).

-Y la última aunque se daba en un menor número de casos era haber nacido la noche del 24 de Diciembre (ya que esto se consideraba como una afrenta a Dios).

COMO DESTRUIR A UN HOMBRE LOBO

Aunque en el cine se establece como única forma de matar a un hombre lobo el uso de la plata, en la tradición europea de la edad media no se precisaba de ningún medio especial para matar a un hombre lobo, no era más que una abominación de la naturaleza influenciada por el mal y por lo tanto podía ser matado como cualquier otro animal. Es mas durante esa época el temor al lobo hizo que se masacrara a este animal por todo el centro de Europa. Los métodos que usaba la inquisición para determinar si alguien era hombre lobo o no, se solía despellejar a las personas para ver si tenían el pelo debajo de la piel o torturarles hasta que reconocían que eran hombres lobo (probablemente después de unos días de tortura yo también lo reconocería)...

EL LOBO EN EL MITO

El aspecto maléfico del mito del lobo lo asocia a las tinieblas, a los infiernos, al pecado, al engaño, a la violencia; a la voracidad (lobo) y la concupiscencia (loba). Este fue el significado promulgado por los cristianos, que lo asocian con el diablo, y el culto al mismo en la Europa medieval. Será un obstáculo en la ruta del peregrino para los árabes y, en ocasiones, también para los hindúes.

Sin embargo, en su aspecto benéfico, el lobo es un símbolo de luz, un símbolo celeste, asociado a divinidades solares como Apolo. Representará las cualidades de fuerza y valor, y aparecerá en numerosos mitos fundacionales de ciudades, dinastías y clanes.

La noción del lobo como guerrero enfurecido, fuera de sí, aparecerá en Roma, asociado al dios Marte, pero también entre los pueblos del norte de Europa en la forma de los Berserks y como símbolo de iniciación en sociedades guerreras de todo el mundo.

La loba encarnará la divinidad ctónica, la fecundidad, y frecuentemente aparecerá como nodriza de personajes importantes en la historia de los pueblos que le rendirán culto.

Por último el lobo, como otros cánidos, será asociado a la muerte y a los infiernos, así como al descenso hacia la oscuridad iniciática. G. Durand señala que existe una convergencia entre la mordedura del cánido y el temor al tiempo devorador, Cronos, devorando el tiempo humano, y los astros que éste emplea para medirlo. Sin embargo, es también el aspecto luminoso del lobo el que conduce no sólo a los muertos, sino a las almas de los vivientes, por el camino adecuado, para evitar su extravío, o bien haciéndoles superar diversas pruebas, actuando a un tiempo como guía y guardián de los misterios que entraña la oscuridad en la que él ve.

El mito del licántropo, del hombre transformado en lobo, del que aquí se muestran algunas trazas, se tratará en una sección a parte, debido a su extensión y profundidad.

ITALIA
Tal vez el mito clásico más conocido acerca del lobo está en la leyenda de la fundación de Roma, según la cuál el dios Marte se enamoró de Rhea Sílvia, una virgen vestal; de su unión nacieron los gemelos Rómulo y Remo, que fueron introducidos en una cesta y lanzados al río Tíber, del cual los rescataría una loba y los criaría como si fueran sus propios cachorros, hasta el momento en el que el pastor Faústulo los recogería y los dejaría al cuidado de Acca Larentia. Algunos autores apuntan que Acca Larentia pudiera ser en realidad la loba, la palabra latina lupa, designa a un mismo tiempo loba y prostituta. En todo caso, la loba pasó a ser el emblema de Roma, apareciendo en sus monedas y monumentos.

El lobo en la mitología romana está asociado a Marte, dios de la guerra, como el mismo dios, en otros países, evocará también una idea de fuerza mal contenida, gastándose con furor, pero sin discernimiento.

GRECIA
En Grecia el lobo se asocia fundamentalmente a figura del dios Apolo. Delphos (antiguamente Liconia) había sido fundada por los supervivientes de un diluvio, guiados por los aullidos de los lobos. Pausánias narra la historia en la que un saqueador del santuario de Apolo fue muerto por un lobo, que no dejó de aullar hasta que las gentes acudieron al lugar y encontraron el tesoro secuestrado, devolviéndolo al templo y erigiendo allí un lobo de bronce junto al altar mayor. En otro episodio, Apolo tubo un hijo con la hija del rey Minos, Miletos pero éste fue abandonado y recogido por una loba hasta que, posteriormente fue recogido por unos pastores; de este modo fue como el fundador de Mileto, en Asia Menor, pudo sobrevivir.

El lobo también fue una de las formas atribuidas a Zeus (Lykaios), a quien se propiciaron sacrificios, para poner término a las sequías y plagas naturales de cualquier especie.

El lobo como divinidad infernal existe también en la mitología grecolatina: la loba de Mormólice, nodriza de Aqueronte (el barquero de los infiernos); también Hades, señor de los infiernos, se reviste con un manto de piel de lobo, y entre los etruscos, el dios de la muerte tiene orejas de lobo.

ESCANDINAVIA

La boca del lobo, en la mitología escandinava, es un símbolo de reintegración cíclica, similar al que encontraos en la india, Skoll y Hati son gigantes en forma de lobos que persiguen al sol y a la luna, y eran causa de los temidos eclipses, en los que se los hubieran tragado, de no ser por los hechizos forjados contra ellos. A Fenrir, el lobo gigante, únicamente la magia de los enanos logrará contenerlo un tiempo, hasta la batalla final, en la que éste se liberará y se enfrentará al dios Odín, derrotándolo, y muriendo a su vez a manos de su hijo.

Sin embargo, Odín, el dios principal, también se asocia al lobo en múltiples ocasiones, llegando a adoptar su forma. Lo acompañan siempre dos lobos, Gere y Freke, a los que alimenta en el banquete de los guerreros que han muerto con honor, en el Valhalla.

El lobo también está asociado a la imagen del Berserk, un guerrero ritualmente metamorfoseado en animal, llevado por un furor agresivo que lo hacía invencible.

INDIA
En el Rigveda el devoto le pide al sol, dios Pushan, que aparte del camino del hombre piadoso al hombre pernicioso; en otro himno, se habla de la codorniz prisionera en la garganta del lobo Vrika, posteriormente liberada; aquí la codorniz es un símbolo de luz, y la boca del lobo las tinieblas, los infiernos; la liberación de las fauces del lobo es la aurora, la luz iniciática que sucede al descenso a los infiernos.

Sin embargo, en la civilización hindú, el lobo también es héroe, así, en la epopeya del Mahabharata, Vridokara (vientre de lobo) representa el valor, el honor y la victoria del héroe.

MONGOLIA
En esta zona, el mito del lobo azul reviste una fundamental importancia; el lobo azul, Bortä-Tchino, o lobo celeste simboliza la luz uránica, el rayo; es la pareja de la cierva blanca o leonada, que representa a la tierra, en la unión sagrada de tierra y cielo, padres de la dinastía Khan, de la cual sería descendiente Gengis Khan.

TURQUÍA
Una leyenda explica cómo un pueblo fue masacrado, salvándose sólo por descuido un niño, que sería recogido por una loba y protegido en su guarida. Posteriormente la loba se convertiría en su mujer, y la descendencia de ambos sería el origen de los primero turcos. Cada año, se ofrecían sacrificios en la gruta en la que la loba habría dado a luz a los antepasados, lo que nos recuerda a las lupercales romanas, y al igual que entre los romanos, entre los turcos el lobo es un símbolo propiciatorio de fecundidad. En Anatolia, aún se ve a las mujeres estériles invocar al lobo para tener hijos. En Kamchatka, en la fiesta anual de octubre, se fabrica una imagen del lobo de heno y se conserva un año con el fin de que despose a las jóvenes de la aldea.

EGIPTO
Los egipcio tenían un dios lobo de los muertos, llamado Upuaput, "el que abre camino", encargado de guiar la barca del sol en su desplazamiento nocturno. Upuaput tenía una ciudad que posteriormente los griegos llamarían Licópolis. Según Diodoro de Sicília, un ejército de lobos habría detenido una invasión etíope sobre el territorio, y el nombre conserva el recuerdo de la victoria de los lobos sobre el enemigo.

Cuando el dios lobo era invocado por los vivientes, los conducía por múltiples pruebas hasta llegar al camino de los Bienaventurados, lugar dónde Osiris los acogía e impartía sus enseñanzas. También, según Diodoro de Sicilia, el mismo Osiris resucita en forma de lobo para ayudar a Isis, su esposa, y Horus, su hijo, a vencer a su malvado hermano Set.

INUITS
Una leyenda cuenta que al principio sólo existieron una pareja de humanos, sin animales; y la mujer pidió a Kaïla, dios del cielo, que poblara la tierra. Éste mandó perforar un agujero en el hielo, como los empleados en la pesca y de allí salieron todos los animales, el último de los cuales, y más preciado, fue el caribú que daría alimento, pieles y otros enseres a la comunidad. Sin embargo, al cazar a los mejores, pronto no quedaron más que los enfermos o débiles. Entonces la mujer volvió a pedir ayuda y, por el mismo sistema, pescó al lobo, enviado por Amorak (el espíritu del lobo), para que devorara a los animales débiles y mantuviera la calidad del caribú.

CHINA Y JAPÓN
La China igualmente conocía un lobo celeste (la estrella Sirius), guardián del palacio celestial (la Osa mayor). El carácter polar se encuentra en la atribución del lobo al norte. Este papel guardián da lugar al aspecto feroz del animal. En ciertas regiones del Japón fue invocado como protector.

EL HOMBRE LOBO DE LONDRES (1935)

El doctor Wilfred Glendon, experto en botánica viaja hasta el Tíbet con el fin de localizar una extraña flor que crece únicamente en ese lugar y bajo el influjo de la luna. Cuando está a punto de conseguir una muestra es atacado por un hombre lobo, que lo deja herido y con el estigma del licántropo. Una vez en Londres, se le presenta el doctor Yogami, aquel que lo contaminó, y le informa que la flor que recogió es la única capaz, no de curar, sino de aletargar durante una noche el mal de luna.

EL LOBO - PROFESOR


Si el lobo aúlla en tu vida, te pide que compartas con los demás tus grandes verdades, o que por el contrario te retires a la soledad para encontrar a tu maestro interior. 

Busca las enseñanzas estés donde estés.

El lobo no hubiese salido a saludarte si no hubieses requerido que apareciera el maestro más grande de la tribu.

WOLF'S RAIN

Wolf's Rain transcurre en un futuro post-apocalíptico, donde gran parte del mundo ha sido ecológicamente devastado, y la mayoría de la gente vive en la pobreza. La leyenda escrita en el Libro de la Luna dice que los lobos son seres místicos que vinieron al mundo desde un lugar llamado Rakuen (Paraíso), al amanecer de los tiempos. También se dice que, en el futuro, los lobos encontrarían, con la ayuda de una misteriosa joven llamada La chica Flor (un ser creado de la esencia de flores lunares), el camino de regreso al paraíso y al hacerlo, reiniciarían al mundo. Esta leyenda es difícil de creer para muchos, pues se cree que los lobos se extinguieron 200 años atrás. Pero, la verdad es que los lobos se han hecho expertos en ocultarse dentro de la sociedad humana, aparentando forma humana, incluyendo las capacidades vocales, mientras siguen manteniendo su agilidad, sentidos lupinos, y armas naturales. Esto parece poner la serie en el reino de la fantasía licántropa, pero la forma humana de los lobos es representada como un efecto mental. Wolf's Rain es también mucho más comprensiva con los lobos que la mayoría de la ficción licántropa, mostrándoles claramente como los protagonistas y no solo eso, sino que les da a los lobos un carácter heroico e idealista, expresado en la frase de Kiba que dice: "Morir no tiene absolutamente nada de ilógico, lo ilógico seria vivir una vida sin metas".

LOBO HOMBRE EN PARIS - LA UNION

Cae la noche y amanece en parís,
en el día en que todo ocurrió.
como un sueño de loco sin fin
la fortuna se ha reído de ti,
sorprendido espiando
el Lobo escapa aullando
y es mordido, por el Mago del Siam.
La luna llena sobre parís
ha transformado en hombre a Dennis.
Rueda por los bares del bulevar
se ha alojado en un sucio hostal
mientras esta cenando
junto a él se ha sentado
una joven, con la que irá a contemplar.
La Luna llena sobre parís
algunos francos cobra Dennis.
Lobo-hombre en parís
su nombre es Dennis.
El hombre-lobo está en parís
su nombre Dennis
La luna llena sobre parís
ha transformado en hombre a Dennis.
Mientras esta cenando
junto a él se ha sentado
una joven con la que va a contemplar!
La luna llena sobre parís
ha transformado en hombre a Dennis.
Lobo-hombre en parís

LOS LOBOS

Los lobos andan en parejas.
Azules en la noche, sus cuerpos
se extienden entre las sombras.
Son sólo dos lobos
pintados en el Museo de Ciencias Naturales
y yo siento gratitud al vidrio
que me resguarda de sus furias.
Los lobos son altos como yo,
aún más altos, y están colocados
al lado de las marmotas y de los conejos.
Los lobos se mueven en un paisaje nocturno,
y la nieve cubre los bosques
y el cielo está empapado de estrellas.
Hay algo que yo quiero preguntarles a los lobos,
y sin embargo no me atrevo.
Los lobos son todos dientes y furia.
Hay un vidrio que nos separa
y, de quererlo, ellos podrían devorarme
en un instante.
Yo también he andado en parejas
a través de una noche oscura.
Este es un rincón oscuro del Museo.
Este es el rincón de las confesiones y de los desvaríos.
Este es el rincón de los lobos.
Esta es la trampa letal al que anda sin guía.
El amor también es un lobo,
es un andar por un bosque oscuro,
es una noche peligrosa con promesas de estrellas.
Es tan sólo un vidrio que nos separa.
Es tan sólo un momento de indecisión
para romper el vidrio y tocar al lobo.

WOLF SS

Protector de pantallas con 22 imágenes de lobos.

WOLF LOGO

Pantalla de inicio para Windows XP (la imagen que se ve cuando enciendes tu PC).

WOLF ICON PACK

49 iconos de lobos para que pongas en tu computadora. ¿Que tal si en vez de esa letrota azul del internet explorer, lo cambias por un lobo sacando la lengua?

WOLF CURSOR PACK

61 cursores y punteros estáticos y animados para agregar a tu computadora, si estas harto de tener los mismos cursores siempre, intenta con estos que son de lobos.

JAURÍA

Elena Michaels es una chica del siglo XXI: segura de sí misma, filosa e inteligente, dispuesta para la lucha. Y como toda mujer, también tiene sus secretos. Nada fuera de lo común, excepto que ella es realmente extraordinaria. De hecho, podría ser la más asombrosa de las mujeres. Porque Elena es la única mujer lobo en el mundo... Yo. La única mujer loba existente. El gen del licántropo se transmite a través del linaje masculino, de padre a hijo, de modo que una mujer sólo puede convertirse en licántropo si es mordida y logra sobrevivir, lo cual, tal como dije, es muy raro. Y en consecuencia no es sorprendente que yo sea la única mujer loba. Mordida a propósito, convertida a propósito en mujer loba. Increíble en realidad que haya sobrevivido. Al fin de cuentas, cuando hay una especie con tres docenas de machos y una hembra, la hembra se vuelve un premio a disputar. Y los licántropos no solucionan sus disputas jugando al ajedrez. Tampoco tienen tradición de respetar a las mujeres. Las mujeres cumplen dos funciones en el mundo del licántropo: sexo y comida o, si se sienten cansados, sexo seguido de comida. Si bien dudo de que algún licántropo vaya a tener ganas de comerme a mí, soy un objeto irresistible para satisfacer la otra urgencia primaria. Me fui por decisión propia, me hubieran violado hasta matarme en el primer año. Por suerte no me dejaron sola. Desde que me mordieron, estaba bajo la protección de la Jauría. Toda sociedad tiene su clase dominante. En el mundo de los licántropos, es la Jauría. Por motivos que no tenían nada que ver conmigo y sí con el status del licántropo que me mordió, yo fui parte de la Jauría desde el momento en que me convirtieron. Me fui hace un año. Me separé de ellos y no iba a volver. Dada la opción entre ser humana y mujer loba, elegí ser humana.

UNA HISTORIA MITOLÓGICA

Cuenta la historia que existía una mujercita lo innecesariamente adulta para ser tan niña y lo extraordinariamente mágica para ser mujer.

Su particular manera de ser la llevó a mundos lejanos y cortos, por caminos nuevos, otros viejos y otros más completamente curiosos como para despertar la hiperactividad de la nena.

Siempre sintió que su alma no era de este mundo, mucho menos su cuerpo para estar atada a un sólo lugar. Su fuerza era indómita, su andar silvestre, su naturaleza aventurera y su corazón de investigadora de mundos.

Día tras día se preguntaba: “qué hago aquí, esto es muy pequeño para mí o será que soy yo quien no cabe acá”.

Por supuesto ella no nació de la nada, tuvo la gran dicha de poseer la mejor familia que pudiera existir. Ella la amaba y era su gran soporte, no había en el mundo nada más importante que su familia.

Pero ella creció y aunque existen reglas, normas, estatutos y limitaciones pertenecientes a toda una excelente formación... ella era ella, un ser individual, cimarrón, que quería conocer y vivir el mundo.

No el mundo que la rodeaba, ese no, ni el mundo cercano y fácil, no el mundo normal; ella deseaba entrañablemente conocer un universo paralelo.

Lo buscó, lo trató de ubicar, encontró los implementos necesarios para emprender la exploración, sin embargo, no topó con suerte.

Fue así como armó su propio mundo, una especie de subrealidad, donde los ritos y las ceremonias valían sobre todo. Los códigos y los versos eran su léxico, las danzas interminables su seducción a los vientos, el canto su control a los tiempos y la luna su fuente de energía.

Estos elementos pesaban más que el comportamiento humano común, era una especie de aura mitológica, casi autista, matriarcal por supuesto, ella era mujer! Todos los elementos juntos le habían proporcionado una luz brillantemente especial.

Armada de casi todo lo que requería, empezó a forjar vida...

Recorrió pueblos y avenidas, callejones y senderos, ciudades chicas e imperios sorprendentes. Y así como conoció lugares, frecuentó gentes: altas, pequeñas, gordas y flacas, interesantes y aburridas, risibles y lamentables, conoció y conoció y jamás se cansó de conocer.

Tanta era su sed salvaje de indagación de tierras y culturas, que logró armar campamento en un sitio lejano, desconocido, con idiomas y actos novedosos, los aprendió, adaptó los que le atraían y desechó los que no. Y así incluso, fue con los moradores: unos nativos, otros extranjeros igual a ella.

Caminando vías y destinos pasó por experiencias múltiples, ahora interesantes de narrar pero largas también, quizás no era una vida comparativa a la de los demás, pero había vivido. A su edad había vivido muy a un estilo propio, casi inexplicable para otros, por eso amaba su vida.

Y entre este tanto que conocía y aprendía, se redescubrió.

Al fin su salvajismo tenía una explicación: no era niña, no era mujer...era una loba!!!

Como loba se condujo por días, semanas, meses y años. Siguió recorriendo pueblos y avenidas, callejones y senderos, ciudades no tan chicas e imperios no tan sorprendentes, pero sí coleccionables para su mundo paralelo.

Mientras caminaba y trotaba bosques, fue atrapada en inhóspito cautiverio. Basada en su previa experiencia altamente adaptable, en un inicio no presentó resistencia. Mas el contacto con algunos de los seres ahí habitantes dio rienda suelta a la asfixia y desolación.

Al fin cayó en cuenta de que estaba enclaustrada. Aquel lugar no era un refugio, era un encierro.

Inició tácticas para evacuar esa sensación, adecuó procesos de socialización, en algunos casos increíblemente majestuosos, otros abortivos. Y como anteriormente lo había hecho: rescató lo rescatable y marginó lo desechable.

Entre y jaula y jaula, en un rincón encontró imágenes conocidas, familiares, sujetas a su alma, curioseó, averiguó y preguntó, fase que nunca debió explorar. Literalmente entraría a la cueva del lobo..

En un mundo normal encontró alguien anormal igual a ella.

Un lobo adulto, mucho más. Ella apenas era una lobezna, cachorra por autodescripción y medición de su familia.

Lobo gris adulto y lobezna empataron, corrieron, se alejaron, lograban de vez en cuando invisibilizarse de los demás acechadores.

Lobo gris sedujo con palabras mitológicas y aromas afrodisíacos sobre posesivos. Embrujó con cuentos de excelente redacción y relatos de vidas anteriores semejantes o impresionadoras, casi envidiables para la cachorra.

Logró capturar su atención. Se entretuvieron compartiendo mundos en medio del cautiverio.

En un primer plano simpatizaron, luego se atrajeron, pese a que en un bosque lejano Lobo gris tenía su propia camada. Aún así, había nuevas historias que construir.

Cada luna llena era un festín, Loba cantaluna se enigmatizaba y lograba que el Lobo gris celebrara con ella tan especial ciclo lunar.

Danzas de cortejo aparecieron una y otra vez, por días desaparecían, no obstante, volvían a danzar al acercarse la luna llena.

Ambos eran fuertes, muy fuertes, pero más que fuertes... indómitos, egocéntricos, apasionados de su individualidad y demandantes de protagonismo, siendo esto la debilidad para tan mitológica relación.

Buscaron espacios, los mismos que fueron rechazados en múltiples ocasiones, lastimándose constante y mutuamente.

Era obvio que Lobo gris había recorrido bosques más que Loba cantaluna y sabía muy bien cómo defenderse en esos territorios, mientras que ella apenas los descubría.

Loba cantaluna pese a su valentía y coraje al enfrentarse al mundo, era tan cachorra que estaba acostumbrada a ser sobre protegida, por lo que pretendió más de una vez que él entendiera su posición, ella había nacido para brillar en todos los ámbitos y jamás soportaría la idea de segundar en ninguna situación.

Lo intentó, pero era más fuerte la terquedad del Lobo gris y se separaron por un tiempo muy largo, muy extenso en las vidas lobunas.

Aunque su distanciamiento tuvo las mejores intenciones, fracasaron. Volvieron como fieras locas a olfatearse en medio de aquel indescifrable cautiverio y en esta oportunidad fue peor.

La lobita había cambiado, había tomado una decisión, por primera vez estaba segura de lo que quería con el lobo adulto. Mas su deseo fue apaciguado por el disimulo, no quería que él lo notara, lo dejaría avanzar hasta donde su poca humildad lo dejara y pasó lo que pasó.

Al acercarse la primera luna llena del sétimo mes de sus ciclos, Lobo gris lanzó la mejor propuesta de toda esa inaceptable pero loca y atractiva relación: le prometió un escape del cautiverio.

La huída sería para la segunda luna llena del séptimo mes. Justo la luna llena extra, justo la luna que permitiría hacer cualquier cosa...era extra, daba licencia a ser lo que se es.

Los ojos ajenos la alertaban de que no debía ser, mas lo internos siempre usaban antifaz como quien no quiere ver la realidad.

Lo pensó, lo meditó y repitió los porqués de su seguridad ante aquel paso que daría. En una situación muy personal estaba lista: orgánica, sicológica y biológicamente estaba preparada, no obstante, a nivel emocional, titubeaba.

Ese miedo giraba espiralmente jalando entre el raciocinio y la mitología. Estaba segura de que era el lugar, era la fecha y era su estado actual.

Intentó compartir criterios con el lobo, pero fue imposible, el lobo contaba con la suerte de poder fugarse en intentos de oxigenación y para esa época él estaba por cavar hoyos y correr.

Lo distrajo más su fuerza natural que el imán con la loba y volvió hacer lo que a ella siempre la lastimó. Se marchó sin despedirse justo antes de la gran huida, días previos al escape a la locura, al deseo, al encuentro con el frenesí, a la recuperación de su yo interno... como una estampida al universo paralelo.

Fue entonces cuando ella comprendió que por más que quería a aquel Lobo gris, jamás dejarían competir: quién aúlla más fuerte, quién corre más rápido o quién caza mejor.

Nunca acordarían sus estados mentales y emocionales y esto evitaría sobre todas las cosas su danza de apareamiento.

Y así fue como tomó su segunda gran decisión respeto al Lobo gris.

Descubrió una diferencia entre ambos: ella sí lo quería, más de lo que pensaba, estaba consciente que aunque fuera el lobo más lobo, en ocasiones se convertía en un simple hombre, comportándose como tal.

Empero su necesidad de refugio en él la detenía para largarse del todo, no contemplada estados de realidad. Lobo gris nunca iba a dar más que lo que él quisiera.

Loba cantaluna no quería más, sólo explotar al máximo aquello ya dado. Pero él nunca lo entendió, nunca pudo ver que ella no era igual a ninguna hembra conocida por él.

Y Loba cantaluna empezó a remover con sus patitas la humedad en sus ojos pardos. La primera luna llena del sétimo mes aulló y aulló.

Descubrió que lo quería demasiado como para estar cerca de él, cada desplante pasado y futuro provocaría odio y eso ella no lo permitiría, jamás su corazón abrigaría un sentimiento negativo para aquel con el que más de una vez había compartido lunas.

Así que mientras secretamente alistaba mochila y empezaba a cavar hoyos justo como él le había enseñado, la loba silenció su voz, colocó bandera blanca y pidió tregua, estaba segura de que le quedaban muy pocos días en la jaula y decidió regalar la paz al lobo adulto, ya era suficiente con el cautiverio como para cargar con una negatividad mayor.

Sin embargo, Lobo gris partió a uno de esos viajes de oxigenación, dolorosamente al lugar que prometió a la loba. Él no se dio cuenta pero ella se despidió, aquella mezcla entre la separación del lobo y el peso del encierro era demasiado para ella, así que quizás ella regresaría al bosque en el que vivió por seis años.

Faltaría un ciclo lunar entero para alcanzar la fecha prometida en la que la luna llena sería tan gentil en volver a lucirse.
Qué días tan densos, que mortal espera: cavando hoyos, aullando fino y largo. Aquella luna llena extra era la mayor propietaria de expectativas como para dejarla desperdiciar.

Loba cantaluna no sabe dónde la aullará, pero sí sabe con seguridad que en las tierras lejanas de histórica existencia, de bosque seco y clima amigable, allá junto a otros seres salvajes y excitantes promesas, se escuchará el aullido más largo jamás antes escuchado... porque no será uno, serán dos fundidos mitológicamente sin importar distancias, ni estados, ni estereotipos, ni mitos, ni tabúes, sólo el pliegue de algunos kilómetros que marcarán… el inicio de una leyenda.

EL LOBO QUE QUISO SABER SOBRE LOS HOMBRES

Allá donde la blancura de la nieve ciega y la espesura del bosque niega la entrada a los humanos, una manada de lobos habita. Cazan y viven según sus instintos salvajes, alejados de todo contacto con el hombre. Libres y orgullosos, ese es su reino.
Ocurrió una mañana de invierno que acertó a pasar por allí un grupo de cazadores en busca de una presa con la que llenar el cesto de su ambición. De los lobos nada supieron, astutos y esquivos se ocultaron en el bosque en espera de que la partida de humanos se alejase. Mas un joven lobo, poco más que un cachorro, sintió curiosidad por esas extrañas criaturas que caminaban a dos patas.
— ¿Madre — dijo — quienes son esos animales?. Jamás olfatee un olor tan extraño...
— Hijo mío, eso que has visto son hombres — un rastro de temor apareció en los ojos de la vieja loba — nunca has de acercarte a ellos, son crueles y peligrosos. Prométeme que si ves uno correrás a esconderte.
El joven lobo asintió, pero en su pecho la curiosidad prendió la mecha de la duda y días mas tarde, a expensas de la oscuridad, abandono en silencio la manada en busca de esas criaturas que llamaban hombres.
Camino por valles y montañas, por neveras y claros durante dos días y no hallo rastro alguno de lo que perseguía con tanto anhelo.
Cierta mañana, cuando se hallaba reposando en un claro y la desesperación comenzaba a hacer mella en él, vio acercarse un cuervo.
Este revoloteo unos momentos sobre él, sus alas brillaban a la luz del sol en reflejos que quemaban con solo mirarlo y su mirada astuta e inquisitiva reparó en el joven lobo. Fue a posarse en la rama de un acebo y desde allí hablo.
— ¿Qué hace un lobo tan lejos de su manada?. Si apenas eres un cachorro.
— Eso no es asunto tuyo – respondió el lobo orgulloso y mientras decía esto se incorporó para reiniciar su marcha.
— Como quieras lobo maleducado, pero yo que tu andaría con cuidado, no hace mucho divise una partida de cazadores escopeta en ristre.
— ¿Humanos? – pregunto el joven lobo viendo sus ansias casi colmadas por fin – habla cuervo. ¿Por donde has visto a ese grupo?.
— No pareces muy asustado de saber de la presencia de humanos, es mas, casi se diría que estas ansioso por encontrarlos.
— ¿Asustado?. Hace varios días que voy tras de ellos. ¿Por qué habría de estar asustado?. Quiero encontrarlos y saber mas de ellos.
El cuervo rompió en carcajadas y apunto estuvo de caer de su rama.
— ¿Saber mas de ellos?. O eres un loco, o un ignorante o ambas cosas.
— No tengo porque escuchar tus insultos cuervo, he de encontrar a los humanos – dijo el lobo alzando su cabeza y alejándose altivo.
El cuervo alzo el vuelo y siguió con premura al joven lobo.
— Espera, ¿a qué tanta prisa?. ¿Puedo saber al menos porque quieres encontrarlos?
— Ya te dije, quiero saber de ellos...
— Jamás escuche hablar de un lobo interesado en humanos. ¿Acaso ignoras vuestro ancestral odio?
El joven lobo freno en seco su trote y se giro hacia el cuervo.
— ¿Por qué habría de odiar a los hombres? Si nunca me encontré con uno. ¿Vuelves a reírte de mí?. Déjame proseguir mi camino.
— Disculpa mi joven amigo mi burla, pero en realidad que si lo que estoy oyendo no es una locura, no sé que puede ser. ¡Un lobo amigo de humanos! ¡ Menuda idea! – dijo divertido el cuervo – Solo vean tu silueta en el horizonte, dispararan sobre ti para darte muerte. ¿Tan poco aprecias tu joven vida?.
El lobo quedo entonces en silencio. No entendía porque los hombres habrían de querer matarle, el solo quería saber mas de ellos.
— Espera, ya te dije que los vi y aun andan lejos de este bosque. – prosiguió el ave a la vez que se posaba en un tronco muerto — Siéntate unos momentos y charla con este viejo cuervo. Tal vez, sepa como ayudarte para que puedas acercarte a ellos y que no disparen sobre ti.
— ¿Cómo podría hacer eso, si por lo que dices, nada mas al verme querrán darme muerte?. — pregunto el lobo decepcionado.
— Mira, cuando era joven, escuche hablar de un manantial mágico, uno de aguas puras que transcurren torrenciales montaña abajo, no muy lejos de aquí. Dicen que el animal que bebe de el puede convertirse en humano durante un día. Así podrás acercarte a ellos sin que sospechen que eres en realidad un lobo.
— ¿Dónde esta ese arroyo cuervo?. Dímelo porque allí he de ir y beber de sus aguas para estar con el hombre, aunque, sea por un día.
El cuervo guió al joven lobo a través del bosque, dejando cada vez más atrás los parajes donde su manada habitaba. Por fin llegaron a un claro donde, escondido tras un gran árbol, nacía de la piedra un arroyo que discurría entre piedras..
— Este es mi joven amigo – dijo el cuervo posándose en una piedra – pero he de advertirte de algo antes. Si no has regresado aquí y vuelto a beber de sus aguas antes de que la luna de esta noche se oculte, nunca volverás a ser un lobo, serás un hombre para siempre.
El joven lobo acerco su hocico al arroyo que brotaba de la piedra y bebió de el sin vacilación alguna. Instantes después de haberlo hecho, se incorporó sobre sus nuevas piernas y miró en el arroyo su nuevo aspecto.
Apuesto y hermoso nada queda de su antigua naturaleza, excepto su mirada a la que se asomaba su pasado de cazador.
— Cerca de aquí, caminando hacia el ocaso, hay un asentamiento de humanos, pero recuerda – dijo el cuervo – que has de volver a beber de este mismo arroyo antes que la luna se oculte.
Le costo acostumbrarse a su nueva forma de moverse. Desde la altura a la que su bipedismo le obligaba no llegaban con tanta claridad los olores del bosque a los que estaba acostumbrado y tropezó en un par de ocasiones con las raíces de árboles. Tal y como el viejo cuervo le había indicado, a no demasiada distancia halló un pueblo, a los pies de la montaña que le vio nacer.
El joven lobo, con apariencia humana entro en él y hablo con su voz humana a quien quiso escucharle y escucho con sus oídos humanos a quien tuvo algo que contarle y toco con sus manos humanas y olfateo con su nariz humana y fascinado como estaba por esas criaturas, no calló en la cuenta de lo que el cuervo le advirtió.
Y la mañana llego y a esta le siguieron mas mañanas y mas días también y el lobo con apariencia humana olvido los bosques que le vieron nacer y empezó a recordar cada vez menos la manada que lo protegió allá arriba en la montaña. Así fue como el lobo que quiso conocer a los hombres, perdió su naturaleza salvaje y se convirtió en humano.
El invierno paso y a este le sucedió la primavera y un verano preñado de frutos y tras él, un otoño pardo color ceniza y una vez mas, las nieves llegaron al valle y con las nieves el invierno de nuevo y el lobo sintió que era momento de regresar y quiso volver a la montaña que le vio nacer y hablar a la manada de los hombres. De cuan imperfectos y fascinantes eran, de sus vidas plagadas de errores y a la vez plenas de aciertos, de sus sueños y anhelos de sus deseos y pesares de sus esperanzas y miedos y por segunda vez emprendió el camino al amparo de la oscuridad.
La luna es una mortaja sobre el cielo del oeste cuando la manada descubre al humano. Camina torpe entre los árboles y le ven tropezar y rodar ladera abajo, cubierto de nieve. Habla en una lengua extraña que no pueden entender. Le dejan caminar cojeando mientras se acerca a ellos. La manada rodea al humano. Las hembras protegen a las crías mientras los machos con el lomo erizado se enfrentan con él. Uno de ellos se abalanza y detrás va el resto.
Solo un viejo cuervo presencia la cruel escena y alzándose sobre las copas de los árboles se le escucha decir:
— ¡ Un lobo amigo de humanos! ¡Menuda idea!.

PENSAMIENTO DE UN LOBO SOLITARIO

Cuantas noches me has escuchado aullar?
¿O alguna vez has imaginado escucharme?
¿Por que tu... hombre inteligente me tienes miedo?
¿No entiendes que soy tu amigo? ¿que soy un ser que siente como tu?.
La naturaleza me ha dado todo lo que soy
Y le estoy agradecido por haberme hecho lobo.

Pero lo que soy parece ser una condena
Pues tu... sin conocerme realmente y por juzgarme con miedo
Has perseguido y matado por siglos a mis antepasados.
Injustamente me has relacionado con el diablo,
Con la muerte, con los seres malvados de la noche
Esa ha sido mi condena por siglos
Y aún vivo perseguido por esa ignorancia.

Si tan sólo tu... me conocieras mas
Entenderías que soy un ser con un corazón leal y tímido
Que no soy malévolo y que estoy aquí
Por la misma razón que tu.
¡¡Quiero por siempre convivir y compartir este mundo
Con los demás seres de la naturaleza y junto contigo!!.

¡¡También este es mi hogar y quiero vivir en él!!
¡¡Quiero ser parte por siempre de este paraíso!!
Por favor conoce y aprende de mi
Y veras que soy igual a ti, que eres mi hermano
No me condenes a morir, te lo suplico...
¡¡Quiero vivir en este mundo, en paz contigo!!
Ambos somos hijos de la vida...
¡¡Ambos somos hermanos para vivir y compartir juntos!!...



METAMORFOSIS ERÓTICA (VERSIÓN LIGERA)

La figura de la loba era casi imperceptible bajo el sicómoro azul, el mundo a su alrededor se inundaba de sombras.
La loba miraba hacia el lago, estaba esperando que la luna engalanara de plata sus aguas para poder reflejarse en él.
La loba solitaria se sentía hija de la luna. Por eso cada noche de luna llena iba a su encuentro.
La loba se sentía exhausta, había estado todo el día de caza con su manada, corriendo por el bosque peleando por las presas, por eso al terminar el día se acercaba a su paraje secreto, a descansar, allí tenía su madriguera.
Dormía envuelta en aromas de jazmines y romero, pero el perfume que más le gustaba era el de un pequeño galán de noche que un día empezó a crecer allí. Todas las noches recostaba la cabeza sobre ese arbusto para embriagarse con él.
La loba esperaba plácidamente el momento de encontrarse con la luna, cuando sintió crujir una rama en algún lugar cercano. La loba aguzó sus sentidos, irguió las orejas, los ojos se le ennegrecieron, sus fauces se abrieron desafiantes, el lomo se le erizo presintiendo el peligro. Pero no oyó nada, pensó que seria algún animal hermano.
En ese momento, la luna comenzó a traspasar la espesura, buscando con ternura las aguas del lago, donde ver reflejada la cara de la loba solitaria.
La figura de la loba se vistió de plata, y su espíritu se lleno de vida, cuando los rayos de la luna le traspasaron el alma. La loba solitaria se irguió desafiante hacia la luna, los músculos se le tensaron y todo el bosque enmudeció, ante el aullido salvaje de esa loba.
Luego la loba se adentro en el agua para juguetear con los rayos de la luna. En el silencio de la noche, la loba se reencontraba con los arcanos de su raza. La soledad la protegía y la loba desinhibía su alma.
Con cada gota de agua que mojaba su cuerpo, la loba recordaba su niñez, y una felicidad plena la embargaba, su alma volvía a la guarida de sus ancestros. Allí, donde sintió las primeras caricias de sus progenitores, donde los juegos con sus hermanos, le enseñaban sentimientos de libertad, de solidaridad y de lucha. Allí, donde la felicidad era completa.
Por eso necesitaba estas noches de luna llena. En la soledad de su paraje secreto la loba recordaba los tiempos, en que no estaba sola. Como si de una lobezna se tratara jugueteaba con el agua, cerraba los ojos y volvía a sentirse niña otra vez y liberada de tensiones.
Pero hoy no estaba sola, detrás de un arbusto observándola había un joven cazador, paralizado ante el espectáculo que estaba viendo, una y mil veces se encaró el rifle para matarla y otro tantas lo bajo, ante la hermosura de la loba. Por la mira telescópica vio los hermosos ojos de la loba, salvaje s... cuando se irguió desafiante ante la luna y tierno s... cuando se adentro en el agua.
El joven cazador estaba fascinado ante esa loba, sentía que estaba observando algo irrepetible. Con su rifle quiso abatir esa maravillosa presa pero no pudo hacerlo. Y se fue...
Pero el cazador no pudo olvidarse de la loba, por las noches soñaba con ella. El cazador se sentía embrujado y decidió volver al bosque para matarla y así sacarse esa desazón que sentía, cuando recordaba a la loba.
Busco y busco el paraje donde estaba la madriguera pero no lo encontró. Exasperado, colérico, comenzó a abatir a todos los lobos que encontraba por su camino, pensando que con cada uno de ellos mataba el veneno que tenía dentro.
La loba, oyó de las andanzas de ese depredador y se hizo más cautelosa, sólo se relajaba cuando llegaba a su paraje secreto.
El altivo cazador seguía en el bosque buscando a la loba y un día, se topó sin saber como con su madriguera, el corazón le saltó en el pecho. La loba no estaba y el cazador sudoroso se acercó al lago, y tranquilamente se desnudo sumergiéndose en sus aguas.
Sintió que se aliviaba la furia que sentía hacia la loba, el paraje era brujo sin duda, el aroma de jazmines y romero inundó sus sentidos, se sintió cansado, salió del agua y se tumbo en la hierba, el perfume del galán de noche lo cubrió. Caía la tarde y el cazador relajado se durmió.
La loba avanzaba corriendo por el bosque, había tenido noticias de que el depredador andaba cerca, estaba rabiosa contra él porque había matado a una loba amiga, quería encontrarlo, despedazarlo, hacerlo sufrir.
La loba se adentraba en la espesura corría hacía su madriguera, hoy seria luna llena quería olvidar al depredador, volver a aspirar la fragancia del galán de noche y descansar.
Las sombras invadieron el bosque cuando la loba llegó a su madriguera, su lomo se erizó presintiendo el peligro, cuando descubrió al intruso, una rabia sorda la invadió, la sangre se le agolpó en las sienes.
Estaba pronta a saltar sobre él para matarlo, cuando un rayo de luna cayó sobre el cuerpo del joven cazador.
La loba quedo paralizada, los rayos de la luna recorrieron el cuerpo desnudo del cazador, y una ola vertiginosa de calor invadió a la loba solitaria. La presa indefensa estaba allí a su merced, pero ella sintió sucumbir su ímpetu asesino. Se acerco a su presa despacio. Sus patas casi no tocaban la hierba.
La loba olisqueó al cazador y su olor la embriago, saco su lengua y lamió el cuello del cazador, sintió el palpitar de su sangre, la tibieza de su piel y avanzó inexorable hacia su boca, la loba mordisqueó los labios del cazador y se adentro en ellos.
El cazador sintió la lengua de la loba en su boca, ávida, exigente, caliente y se despertó. Sintió las patas de la loba en su pecho y una fuerza fiera lo asaltó, tumbo a la loba de espaldas y se subió encima de ella, sumergiéndose en su boca, acariciándola sin cesar, con cada beso y cada caricia el depredador sentía que se transformaba.
La metamorfosis invadió su cuerpo poco a poco, convirtiéndolo ante los ojos de la loba en un hermoso macho, un ejemplar de lobo gris fuerte e impetuoso.
La loba aulló enloquecida a la luna cuando sintió la fuerza del macho, sobre ella, el lobo buscaba el cuello de la loba, y ella se dio cuenta, que aún latía en su cuerpo el alma de un hombre, y que quería matarla. De un salto, se libero del abrazo traidor y una furia loca la acometió.
Quedaron frente a frente sudorosos, desafiantes, la piel se ondulaba en sus músculos, las fauces abiertas, dispuestos para la lucha. Sus miradas se encontraron y la loba vio sorpresa en los ojos de él.
La loba calibraba el momento de atacar... un silencio asfixiante la rodeo, la brisa se congelo en el aire... La luna se escondió tras una nube no quería ver aquello.
Como un flash pasó por la mente de la loba solitaria los consejos de su madre sobre los depredadores y las presas: "Si es amenazador y mayor que tu, huye; Si es más débil, decide que es lo que quieres hacer; Si esta enfermo, déjalo en paz; si tiene púas, veneno, colmillos o garras afiladas, retrocede y aléjate en dirección contraria".
La loba se dio cuenta perfectamente que frente a sí, tenía al más mortal de sus enemigos y que debería huir. Pero no podía, la traición de aquel abrazo la enfurecía... quería venganza.
La loba arremetió contra él con una fuerza asesina, los dos saltaron a la vez... sus cuerpos se encontraron en el aire... las garras horadaron sus pieles, el dolor era penetrante y sus aullidos erraron en el aire, como infinitos ecos hacia los confines del bosque, haciendo enmudecer de terror a sus criaturas.
El lobo sentía el cuerpo de la loba enloquecido tenso, sentía su corazón palpitar acelerado. Sin pensárselo dos veces el lobo se enredo en el cuerpo de la loba en un abrazo intenso, sentía arder su sangre. Sus cuerpos rodaron hacia la orilla del lago y en el fragor de la lucha se sumergieron en el agua. De inmediato apreciaron que su odio mermaba, el abrazo ya no era cruel, el lobo sintió la suavidad de la piel de la loba y vibró. Sus miradas se prendieron nuevamente y se reconocieron... tal como eran.
La loba creyó desfallecer cuando él la oprimió contra su pecho; y el lobo sintió una sacudida, cuando ella respondió a sus exigencias con gemidos y suspiros, dejándose llevar, entregándose, comiéndole la boca... Los dos aullaron al unísono.
Desmadejados se acercaron a la orilla, el lobo se desplomó a su lado cerrando los ojos, la loba recostó la cabeza en su pecho aspirando su aroma.
Y allí frente a la luna descansaron abrazados.
El lobo acariciaba el lomo de la loba suavemente, haciéndola sentir escalofríos en el alma. La mano del lobo acariciaba su espalda... bajando por ella, introduciéndose por sus recovecos. Cuando encontró lo que quería, el lobo se enardeció nuevamente y de un salto la poseyó otra vez.
La piel de la loba se erizó, sus manos arañaron la hierba y todo el bosque, quedó paralizado ante su agónico alarido.
El alma del lobo tembló. Aquel hermoso lobo cayó abatido sobre la loba y así los descubrió la luna.
La luna tapó con su manto el cuerpo de los amantes y el viento de la noche los cubrió con los pétalos del galán de noche.
Los ancianos del lugar cuentan varias leyendas sobre esta pareja de amantes. La mas conocida es que el joven cazador sigue siendo lobo y que se los ve a los dos corriendo por los bosques de la Alhambra, y bajo la luna, apretados fuertemente, vuelven a revivir noche tras noche su primer encuentro.
Pero la que más me gusta a mí es la que cuenta: que algunas noches de luna llena, cuando los dos se encuentran en la guarida de la loba, al introducirse en el agua, un rayo de luna les traspasa el costado, transformándolos en hombre y mujer; haciendo la dualidad de esta metamorfosis mas completa. Y que los dos, se alejan de la mano, andando sobre el agua, perfumados por el galán de noche, riéndose alocados a encontrarse con su madre, la luna.

EL LOBO-HOMBRE

En el Bois des Fausses-Reposes, al pie de la costa de Picardía, vivía un muy agraciado lobo adulto de negro pelaje y grandes ojos rojos. Se llamaba Denis, y su distracción favorita consistía en contemplar cómo se ponían a todo gas los coches procedentes de Ville-d'Avray, para acometer la lustrosa pendiente sobre la que un aguacero extiende, de vez en cuando, el oliváceo reflejo de los árboles majestuosos. También le gustaba, en las tardes de estío, merodear por las espesuras para sorprender a los impacientes enamorados en su lucha con el enredo de las cintas elásticas que, desgraciadamente, complican en la actualidad lo esencial de la lencería. Consideraba con filosofía el resultado de tales afanes, en ocasiones coronados por el éxito, y, meneando la cabeza, se alejaba púdicamente cuando ocurría que una víctima complaciente era pasada, como suele decirse, por la piedra. Descendiente de un antiguo linaje de lobos civilizados, Denis se alimentaba de hierba y de jacintos azules, dieta que reforzaba en otoño con algunos champiñones escogidos y, en invierno, muy a su pesar, con botellas de leche birladas al gran camión amarillo de la Central. La leche le producía náuseas, a causa de su sabor animal y, de noviembre a febrero, maldecía la inclemencia de una estación que le obligaba a estragarse de tal manera el estómago.

EL CANTO DEL LOBO

Te mueves, hermano lobo, donde se besan la luna y el bosque. Acaso por momentos, recuerdas tu nacimiento, la salida del vientre de tu madre. Aquella vez, los fríos dientes del viento mordían ramas y hojas que se movían en animada danza. Diste entonces tus iniciales pasos sobre la nieve. Alzaste tu hocico para abarcar el cielo, con una primera mirada. Pero, desde entonces, rara vez contemplas la bóveda completa. Porque siempre están cerca de ti el alma de madera de los árboles, y los senderos que zigzaguean como serpientes barnizadas de penumbras.

Mientras gobierna el sol, las paredes de tu verdadero cielo son la maleza, las piedras y los arroyos. Y en el techo de tu firmamento hay de nuevo bosque, nubes que son cabelleras de ramas y hojas. Pero, quizá, en la noche, las nubes de hojas que se suspenden en las copas, se elevan. Y entonces ves la cúpula inmensa. Y tus ojos arden cerca de los cuarzos de fuego, oscilantes. Sin fin. De las astros. Y ella, la mujer secreta, la mujer nocturna, te incendia de fascinación. Ella...

¿Cuántas veces ya la has mirado a Ella? En la noche atiborrada de nubes, o caldeada de estrellas. Y cuántas veces, mientras Ella riega una parcela del cielo con rocas de plata y enigma, tú te unes a la manada, como ahora lo haces. Y con los otros seres de tu especie, exhalas aullidos y símbolos.

Y junto con la manada, escuchas al más anciano de tus congéneres. De su garganta vetusta emana un canto. Que resuena como un cuerno de caza. Y entonces corres. Corres. En tu boca entreabierta, bullen futuros aullidos. Y tú, y tus hermanos, la siguen a Ella, cuando Ella grita luz en las alturas nocturnas o cuando recorre veloz el bosque.

Y entonces toda la manada se detiene. Y en misteriosa conjunción de voces, cantan. Cantan. ¿Acaso le cantan a Ella? ¿Le cantas a Ella, lobo apasionado?

¿Por qué cantas animal del bosque? ¿Por qué haces rodar los soles de tu soledad sobre las tierras heladas mientras te mueves con el viento para, junto con la manada, llegar a otro lugar donde debes cantar? Cantar...Cantar... ¿Qué hay en tu canto? Déjame entrever, en alguna noche de pinos y follaje, las campanas que repiquetean en tu cantar animal. Animal eres: inteligencia que piensa desde la sensación viva.

Tal vez tendría que seguir con obstinación, sin temor a la locura, a una nube que vuela ahora sobre la ciudad. Y que se dirige, sé que así es, hacia tu reino, lobo, hermano animal. Tu hogar: un mar de olas vegetales. Flujos de savia, claroscuros y sonidos. De aves y viento. Que te aman. A los que tú amas, hermano animal.

Sí, quizá debería ser nube, delicadeza líquida que desciende. Lluvia que desciende sobre el bosque. Así me imagino. Y mientras soy esa nubosidad y las gotas que se precipitan, entro en el bosque. En la noche. Y, entonces, te descubro entre el arroyo y el árbol. Y soy, imagino ser, la polifonía de la lluvia. Su crepitar constante es la caricia de un frescor vivo, profundo. Y te percibo cerca, hermano mío. Te has separado de tu manada. Respiras ahora con un aire más viejo que los mares. Una todavía callada emoción esculpe el rostro de tus antepasados en tu piel.

Y caminas ya bajo el susurro de las gotas. En el bosque. Hondo. Hondo. Y yo, gota que soy, que imagino ser, me escribo cayendo lenta. Pues quiero contemplarte más, hermano animal. Quiero contemplar tus huellas; tu anatomía empapada que arrastra las sombras de los robles; tus ojos de luz extraña que perciben árboles y misterios. Que no existen para el humano.

Y cuando estoy tan cerca de golpear la nieve, palpito en ti, criatura lejana, enigmática. Que creas una música más inquietante que la del violín o el tambor. Y caigo al fin sobre la nieve del bosque. El bosque que conozco, el que imagino. No el tuyo que mi especie no puede presentir ni sospechar. Y entonces, ¿acaso Ella está cerca, en el cielo o en la tierra? ¿Es por eso que comienzas a cantar?

Y escucho tus cantos. Tus cantos: quejidos, himnos o melodías que tallan altares. ¿A qué fuerza veneras en tu templo nocturno? ¿De qué culto eres sacerdote? ¿Cómo nadar en los lagos pintados de noche que vibran en tu voz? ¿Por qué no te compadeces de mí, de la angustia de no ser tu destino de centinela del bosque que bebe plateadas bebidas de luna? ¿Hasta cuándo, asombrado, preguntaré por tu canto, lobo salvaje?

Quizá, mientras soy agua, lluvia y nieve, tú me enseñes a fundirme con la fogata de tu voz. Quizá, a pesar de todo, ya canto contigo. ¿No será que ya las has convencido a Ella para que me acepte como el hermano de tu magia?

Quizá gracias a ti, la siento a Ella. La percibo mientras brilla y corre. Y escucho que me dices: venera a aquella mujer, que medita y nos imagina. Desde el firmamento y el espinazo de la madera.

Y junto contigo, le canto a Ella, mi hermano animal. Soy tan parecido a ti. Lo mismo que tú, persigo el magma y el misterio. Sí, por eso, contigo, hermano lobo, otra vez canto. Otra vez, concédeme el don de cantar con tu voz. En el bosque y la noche.